Elegido como el mejor polista de la temporada 2016, Juan Martín Nero busca consagrarse una vez más en la Catedral del Polo junto a La Dolfina, equipo que conforma hace varios años.
Por Sofìa Sinforiano. Foto de tapa @HCruden
Terminó convirtiéndose en un hombre nómade, sus temporadas alrededor del mundo se transformaron en un ritual. Pero, desde que comienza el año espera con ansias las últimas tres semanas para disputar el Abierto de Palermo. Juan Martín Nero conserva la sonrisa como un sello distintivo, sencillo, callado y de un trato amable que preserva de sus pagos.
Lejos de gustarle las categorizaciones, prefiere un perfil bajo, a tal punto que no se considera destacado como back, teniendo en cuenta que está entre “los cinco Messis del polo”. Como signo de su humildad, asegura: “Prefiero salvar una bocha que hacer un gol”. Aunque en la posición que juega salvar una bocha tiene el mismo sabor que meter un gol.
-Se te considera un back destacado en los últimos tiempos. ¿Cómo te definirías vos?
-Es un poco feo hablar de uno, no me considero un back destacado. Por ahí soy un back más de esta época, antes por ahí jugaban bien atrás y hoy ha cambiado eso, se rota más en los equipos. Soy un back que va más al ataque, no soy de pegar tan fuerte. Un poco más dinámico, porque el equipo en el que jugó rotamos mucho y eso hace que para mí sea más fácil.
-Comenzó la triple Corona, ¿Será posible festejar con La Dolfina otra vez en Palermo?
-Ojalá terminemos festejando en Palermo, es a lo que apuntamos, es lo que más queremos. Nos hemos organizado bastante, hay un par de yeguas que hemos traído de afuera, algunas nuevas que hemos sumado. Llevamos varios años jugando juntos, eso hace que nos conozcamos más y que el equipo vaya mejorando. Hay un montón de equipos buenísimos, pero sería lindísimo terminar festejando el Palermo.
Nero entra a la cancha con el apoyo de su familia, su esposa Josefina, su hija menor Isabel (1) y su hijo Lorenzo (4), quien se lleva el protagonismo. Lolo usa una remera de La Dolfina con el número cuatro en la espalda, el que lleva también su padre, y en la mano derecha un taco de polo, a su medida, mientras alienta con un canto de “Vamos La Dolfina, vamos Juan Martín”.
Juan Martin tiene una versión de sus fieles seguidores. “Mi familia y mis amigos de Trenque Lauquen, lejos la mejor hinchada que tengo, sin duda”, dice. Pero sin darle menor importancia, el público de “Trenque” suele sentarse cerca entre sí, en torneos como Palermo, donde, mates de por medio y risas, los gritos de aliento a Juan se hacen presentes cada vez que entra a la cancha o pasa cerca de las tablas en alguna jugada. Aunque al momento que la bocha tocó el taco y convirtió un gol, los presentes se paran para festejar y la tribuna toma un poco de color a una cancha de fútbol.
-Este año jugaste la Copa 25 de Mayo en Trenque Lauquen, ¿Cómo ves el crecimiento del “Polo del interior” en Argentina?
-Feliz, hacía muchísimos años que en esa época no estaba en Argentina. La verdad que Trenque en estos últimos años ha crecido un montón, es de las ciudades del interior donde más creció el polo y han salido cantidad de jugadores. Lo veo bien porque hay muchos chicos con muchísimo talento y condiciones. Hoy el polo está en un momento de crisis, como la mayoría de las cosas, pero creo que hay muchísimos chicos que en un corto plazo van a estar jugando el polo alto, el Abierto o el torneo que sea, porque tiene el talento para llegar.
Volver a formar parte de los Juegos Olímpicos de la Juventud para Juan Martín es algo estupendo. “Suma para el polo y para Argentina, me parece algo muy positivo”, explica. También asegura que “la participación de Argentina va a ser buenísima porque hay muchísimos chicos y no tengo duda que van andar muy bien”.
Piensa en presente pero también en futuro, en cómo le gustaría decirle “hasta acá llegue” a su profesión. “Espero yo decir basta, que el polo no me retire”, confiesa. “El día que no me divierta me voy a bajar”, agrega. Para el trenquelauquense no se trata sólo de competir, el deporte con el que creció y del que hoy disfruta, espera que en un futuro le permita jugar con sus sobrinos e hijos otras Copas. Sin embargo repite: “No me gustaría que el polo me retire, espero yo darme cuenta antes”.
Con la simpleza que lo caracteriza, Juanma, así lo llaman los más cercanos, recuerda en modo de anécdota cuando con apenas ocho años junto a su padre y hermano comenzaba a pegarle a la bocha sin imaginar a donde llegaría.