Por Iara Reynoso. Mi viaje por Tailandia fue volver después de cuatro años a cumplir una meta, que desde hace mucho soñaba. Muchos aeropuertos, muchas ganas de jugar, tanta ansiedad pero sobre todo tanta felicidad. Salimos de Mar del Plata a las 13:30 del 19 de febrero. Y después de largas y agotadoras horas de viaje llegamos, con mi madre, a Bangkok, el día 21 a las 10:50. Desde allí partimos rumbo a Thai Polo; un club hermosísimo por donde se lo mire: tres canchas de polo, muchísimos corrales, establos, caballos, pista de vareo y taqueo.
Un lugar soñado para cualquier polista y jugador amateur. Llegamos una semana antes del torneo; por lo que pude aprovechar para entrenarme y acostumbrarme al calor sofocante. Taqueé varios caballos para ponerme al día con la monta; luego fuimos a recorrer los lugares más llamativos de la ciudad de Pattaya.
Iba disfrutando cada momento… Pasaron los días y llegaron las jugadoras, una tras otra, de distintos puntos del planeta; así que ya iba sintiendo cada vez más mis nervios.
En los días previos al torneo tuve el honor de tomar clases de polo con Rege Ludwig; fue alucinante, un hombre con muchísimo conocimiento y con una particular forma de explicar como se monta a caballo, jaja, fuera de broma me enseñó en un par de clases infinidad de cosas, incontables detalles a tener en cuenta. Tips no solo para mejor el juego, si no también para cuidar tu cuerpo ante los impactos del swing y demás. Así que ya saben, si tienen la oportunidad de ir, ni lo duden de tomar unas clases con él, es un genio.
Luego de esa espectacular experiencia, empezaron los partidos. A pesar de haber perdido tengo el agrado de quedarme con mi pequeña gran felicidad de abrir el torneo con mi primer gol.
Fueron pasando los días y cada vez iba disfrutando más, hasta el solo hecho de estar presente, jugando con las mejores jugadoras del mundo. De ver cómo piensan y accionan a la hora de jugar. Pero por sobre todo, quedé impresionada de ver las organizaciones, con tantos caballos y equipos, así como la planificación del club hacia la "Queens Cup" y con nosotras las jugadoras, que nos han tratado de maravilla.
Y eso me recuerda volver agradecerle, ahora por este medio, a una gran persona como Damián Marcos, ya que me confió sus caballos y los disfruté cada segundo; como también a Melanie Mañueco y Gonzalo Roteda, por estar en cada detalle. Me queda mucho por aprender de este apasionante deporte, volví muy emocionada con más ganas de seguir entrenando y mejorando, porque si bien fui dichosa de vivir uno de los mejores torneos femeninos en el mundo; creo que todo llega con el esfuerzo de tantos años, la dedicación y el constante entrenamiento día tras día. Gracias a la vida por haberme dado esta gran oportunidad, disfruté sin duda de todoooo. Ojalá se repita, uno nunca tiene que bajar los brazos, desde mi pequeña opinión siempre hay que luchar por las metas que uno quiere, siempre!
Gracias a Prensa Polo por darme este espacio y dejarme contarles mi gran viaje; y por supuesto gracias a ustedes por permitirme compartir mi felicidad plena.
Iara Reynoso, marzo 2018.