En la zona de La Plata, en el corredor de la ruta 2 surge Caraí Tuyá, una marca dedicada a la confección de monturas y otros productos relacionados al mundo de los caballos. Diego Casco, fundador de la misma, es un talabartero con largo recorrido en el oficio luego de trabajar y aprender junto a la familia Acuña.
Tras varios años, Diego emprendió su propio camino y hoy en día es la cabeza de Caraí Tuyá, donde junto a su familia, fabrica de manera artesanal monturas las cuales podemos encontrar en el ambiente del polo, el salto o la equitación. Desde Prensa Polo tuvimos la posibilidad de charlar con Diego quien nos contó todo lo relacionado a la marca: surgimiento, trabajos y expectativas a futuro para este proyecto.
¿Cómo y en qué año surgió Caraí Tuyá?
Surge en el año 2016, hace ya cinco años, cuando decido armar mi propia marca. Siempre estuve ligado a esto desde hace muchos años trabajando con la familia Acuña, ellos son muy conocidos dentro del ambiente del polo y lo que es el mundo de talabarteros. Mi suegro, Ramon Acuña, fue uno de los primeros talabarteros en hacer monturas de polo acá en Argentina. Trabajé y aprendí con ellos, pero después de años sentí que ya había cumplido un ciclo, quería tener lo mío propio. Arranqué todo muy a pulmón, quería trabajar solo porque la pasión que siento por este oficio es muy grande, sabía que iba a ser complicado, pero no imposible, asique tomé la decisión en junio de 2016 de irme de la marca Acuña y comenzar mi camino.
¿Cómo nace el deseo por este oficio y cómo fuiste aprendiendo junto a la familia Acuña?
El deseo nace un poco porque entro en todo este rubro como vendedor y haciendo relaciones públicas, entonces tenía que fundamentar lo que estaba vendiendo y me movilizó a querer saber más. Eso me llevó a aprender y enamorarme del oficio y que cada vez me guste más. Me gustaba el hecho de ser artesano, al tener como suegro a Ramón Acuña no podía dejar pasar la oportunidad de aprender con un gran maestro. Asique fui aprendiendo en la fabrica con él, con mi cuñado y con toda la familia que trabaja ahí. Me fui metiendo de a poco, fui dejando las ventas y me dediqué durante poco más de un año a incorporar conocimientos. Tuve la suerte de aprender todo el oficio y eso fue lo que me llevó a tomar la decisión de abrir mi propio camino, ya que tenia el oficio de talabartero aprendido. Fue como poner un punto de cierre y poner uno nuevo de inicio.
Imagino que trabajar solo fue un desafío grande
Sí. Tuve la experiencia de trabajar en un taller con mucha gente, pero el desafío de arrancar una montura desde cero y terminarla solo es muy lindo y lo pude lograr hacer solo. Me da mucho placer un producto terminado por uno mismo que da garantía de lo que estás haciendo vos. Yo me quedo tranquilo que lo que hice lo hice yo y eso está muy bueno. El tercerizar un producto tan personalizado como lo es una montura, que tiene que tener un montón de condiciones para satisfacción del cliente, de seguridad y de gusto, no quería ponerlo en manos de otros, lo quería terminar yo. Siempre lo comparo como con un relojero que hace relojes buenos y llevan la firma de él. Si bien no le pongo la firma, pero llevan el nombre de la marca. Caraí Tuyá son dos palabras que en guaraní significan hombre viejo, es en homenaje a mi gran maestro en todo esto que fue Ramón Acuña, él era paraguayo y es en modo de homenaje para recordarlo por todo lo que me enseñó.
¿Qué tenés en cuenta a la hora de hacer una montura para garantizar el confort del jugador?
Los primero es la selección de la materia prima con la que voy a trabajar, las suelas que son los aros si las monturas son forradas o los grosores. Soy mucho de mirar el tema de los espesores de los cueros porque considero que es lo que le da la vida útil a la montura, si bien genera un peso extra, trato de compensar con alguna otra materia prima en cuanto a no generarle tanto peso al resultado final de la montura. Hoy en día en el mercado se buscan monturas muy livianas y es muy variado, antes había una estandarización de monturas, pero hoy cada uno tiene un abanico grande de posibilidades. Cuando sale un trabajo tenés que hablar directamente con el cliente para ver que es lo que va a querer puntualmente. Hoy se buscan monturas más levantadas de atrás, antes se buscaba que fueran más bajitas en esa parte y que sean más rápidas para desprenderse. Actualmente, hay gente que pasa muchas horas montando, probando caballos nuevos, entonces prefieren una montura más alta que les quede como un cierto respaldo por las lumbares y la columna. Ahora no está tan estandarizado el tema de la confección de monturas, hay que ir por lo que busca el cliente.
Además de monturas ¿Qué otros productos ofrece y cómo se compone Caraí Tuyá?
Hacemos de todo, además de monturas hacemos todo lo que es correajes. Mi familia trabaja conmigo, mi esposa Norma Acuña, mis hijos Laureano y Candela, cada uno cumple una función dentro de lo que es el taller familiar. Mi hija es la que me organiza todo, lo único que tengo que hacer es poner las manos y ella se encarga de organizarme todo, además cumple el rol de Community Manager de las redes del taller, para mostrar lo que hacemos y darle cierta jerarquía digital al trabajo artesanal que realizamos. Laureano por su parte, me ayuda y de a poco va aprendiendo el oficio, también se encarga de visitar clientes, de personalizar la atención y a parte es diseñador, asique también se encarga de lo que es diseños y bocetos para así tener una alternativa diferente para los clientes en cuanto a la personalización de los productos, tanto sea las monturas, los mandriles, las mantas de cancha o cualquier cosa que se pueda personalizar. Él se enfoca en darle cierta distinción a los productos y se encarga también de la imágenes en redes sociales. Después, quien administra todo es mi esposa, Norma Acuña, ella se encarga de los números de Caraí Tuyá.
¿Cómo es compartir el oficio con tus hijos?
Es muy lindo. En principio empecé trabajando solo, después la gran demanda me llevó a incorporar a mi familia. La necesidad de buscar quien me organice todo llevó a sumar a mi hija, necesitaba a alguien que trate con el cliente, que atienda el teléfono, organice pedidos y proveedores y quedó ella. Mi hijo, que es el diseñador de todo, se encarga de darle una perspectiva de la imagen mejor a la marca además estar en la parte de la logística. Siempre fui muy admirador de las cosas cuando se personalizan, ya sea desde la producción hasta el último eslabón que es la entrega, por eso tratamos de hacer las entregas personalizadas. Obviamente tenemos muchos pedidos desde el interior que no podemos ir, aunque de todas maneras viajamos mucho por las provincias para conocer a la gente y que no solo vea el trabajo terminado sino también la cara de quien lo hace y así, entablar otro tipo de relación. La idea es seguir trabajando los cuatro mientras se pueda porque no hay nada más lindo que generar un ambiente lindo de trabajo con tu familia, hacemos un gran equipo, ojalá lo sigamos manteniendo. Trabajo con pedidos, generalmente para junio o julio ya están todos los pedidos tomados hasta principio de diciembre. Esto es algo que me había puesto como idea de trabajar con pedidos para tener trabajo todo el año, la gente lo fue aceptando y me genera trabajo de febrero a diciembre con una agenda completa.
Dentro de los productos que realizan ¿Cuáles te generan más satisfacción hacer?
Todo da placer o satisfacción hacer, pero la montura al ser toda artesanal, son un desafío más grande y es lo que más atracción genera en la gente. De igual manera, todo da placer hacer porque cuando te gusta lo que haces y te gusta el mundo del polo, del salto y los caballos lo hacés con muchas ganas.
¿Siempre los productos son ligados al polo o hacés trabajos para otras actividades como salto o Turf?
Hacemos para diferentes actividades. Hay cierta paridad entre lo que es polo y salto, se hacen las dos cosas, el trabajo de monturas de salto y todos los accesorios, cabezadas, sinchas y demás, tienen otro trabajo, otra terminación, tiene mucho más detalle que el polo, que en ese sentido es mucho más rústico y no tiene tantos accesorios. Hacemos las dos cosas, nuevas o reparaciones de cualquier tipo de montura ya sea de polo, equitación, salto o paseo. Hay una época del año que ya sabemos y destino para este tipo de trabajos, por lo general en el receso de verano, cuando terminan de usar monturas y buscan tener todo listo para la temporada baja, lo mismo en el receso de invierno. Después lo que es turf no trabajamos, quise incursionar, pero ya no me daban los tiempos y la idea es no generar tantas obligaciones para poder responder correctamente a cada pedido.
Vemos tus monturas por todos lados con jugadores que las usan ¿Algún lugar que te sorprendió que quieran usar tus monturas?
Desde que arranqué con Caraí Tuyá trabajo en mercados que son comunes dentro del polo como es Estados Unidos, España, Alemania, Francia, ahora Bélgica, Irlanda, pero un lugar que me sorprende, no tanto porque tengan polo sino más bien por la relación que se generó con la persona que maneja todo, es en Islamabad en Pakistán. Me parece super interesante a nivel cultural y la relación que tengo con quien negocio todo es muy linda, con él y su familia, por ahora es el lugar que más me sorprendió.
¿Con qué jugadores estás trabajando actualmente?
Es todo muy escalonado, si bien arranqué a trabajar acá en zona de La Plata en el corredor de la ruta 2 donde hoy por suerte hay mucho polo, después de a poco me fui metiendo en General Rodríguez, en Pilar, Open Door, vamos llegando de a poco. Trabajo con muchos jugadores de la nueva generación, chicos de 15 a 20 años de 6 - 7 goles que juegan acá y en el exterior. Queremos apostar a los jóvenes ya que somos una marca dentro de todo nueva y la idea es ir creciendo junto con ellos. En algún momento llegarán a 9 o 10 goles y ahí van a ir las dos cosas mancomunadamente, el crecimiento de ellos llevará y ayudará al crecimiento de Caraí Tuyá, queremos impulsar el polo joven y hacer productor innovadores que estén al alcance de todos.
¿Cuáles son los próximos objetivos de la marca?
Principalmente, resguardar el ambiente familiar y poder seguir trabajando con mis hijos y mi esposa. Por otro lado, sé que todo llega en la vida y en algún momento llegará que algún jugador de alto hándicap sea el MVP de la final de Palermo y use monturas de Caraí Tuyá o que algún jinete salte 1,40mts en alguna olimpiada y use nuestros productos, eso es un deseo que busco. Pienso que todo llega y por el momento estamos muy contentos de como se están dando las cosas, muchos de los objetivos que me había planteado se cumplieron. Siempre planteamos nuevas metas sin perder la esencia que es conocer, cuidar y estar siempre atrás del cliente, que tenga respaldo y que sepa que detrás hay una familia que busca cumplir y generar trabajo.
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