Las pocas precipitaciones en lo que va del 2022 es un tema que preocupa en el gran Buenos Aires y a varios sectores del país. El último invierno fue el séptimo más seco en 61 años, según un informe que difundió el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), y esto afecta de lleno en el polo ya que las canchas se ven duras y la bocha pica mucho.
Habitualmente, en años anteriores, durante septiembre y octubre se suspendían todo el tiempo torneos y hasta ahora no hubo ninguna postergación por lluvias. De todo esto hablamos con Alejandro Battro hijo, de Battro Polo Fields, responsable de las
mejores canchas de todo el mundo.
¿Cómo afecta a las canchas tantos meses de sequía? Normalmente septiembre era un mes lluvioso y arrancó fuerte la temporada sin ninguna lluvia que interrumpa el juego.
Como bien sabemos, la humedad es un factor fundamental para la jugabilidad de una cancha de polo, pero ninguno de los extremos es bueno. Cuando llueve mucho, algunas canchas tardan más que otras en evacuar el excedente del agua, y por tal motivo, se retrasan partidos y se altera un calendario que no permite muchos atrasos.
Por otro lado, cuando hay sequía, como la que estamos atravesando, la dependencia en los equipos de riego se vuelve fundamental y a la vez muy riesgosa, para lograr humedecer el suelo de las canchas de polo. Además, la calidad del agua de los riegos no tiene nada que ver con la excelente calidad del agua de lluvia y ni hablar de la uniformidad que se logra con una lluvia que es muy distinta a la que se intenta buscar con estos equipos de riego que tenemos en Buenos Aires.
Al trabajar con vegetales como el césped, debemos respetar leyes biológicas y comportamientos que, en una cancha de polo, no se pueden manejar, como nos pasa con el clima. Lamentablemente no podemos hacer que haya calor o que llueva.
El césped que se usan en las canchas de polo en esta zona del norte de Buenos Aires es una especie que necesita calor para crecer, desarrollarse, cumplir con sus funciones metabólicas, soportar el uso y recuperarse rápidamente después de cada juego.
Las bajas temperaturas hacen que todo ese metabolismo se atrase, sea muy lento para lo que necesitamos. No solo no tenemos calor, sino que hay mañanas muy frías que incluso llegan a helar, esto atrasa aún más todo este proceso de crecimiento, tan importante.
En términos generales, las peores condiciones para el césped de las canchas de polo de esta zona son sequía y frio, que es justamente lo que estamos teniendo.
Las canchas que si bien tienen riego, a simple viste se ven duras y vemos que se pican enseguida con el juego. ¿Esto es así?
Seco no siempre es duro, son situaciones distintas. Se podría decir que la decompactación actúa directamente sobre la seguridad y es necesaria y suficiente con las maquinas e insumos que tenemos. En el caso de la humedad, es fundamental para el metabolismo del césped y la respuesta que pretendemos, siendo necesaria, pero no suficiente con los equipos de riego que tenemos.
En el caso de las canchas donde se juegan los abiertos, no están duras porque se hacen labores de descompactacion para que esto no suceda. La seguridad fue un punto destacado en todas las canchas que se vienen jugando y siempre ha sido nuestra prioridad.
La humedad en los primeros centímetros de suelo es fundamental. Esa humedad incide favorablemente en el pique de la bocha y la seguridad. Es por eso, que hacemos riegos a la misma mañana del partido, con el riesgo que eso implica, pero sabiendo lo importante que es para el juego.
Cuando tenemos un crecimiento muy lento a pesar de las fertilizaciones y riegos, sumado al intenso como el de ahora, el césped no va nunca a cubrir las demandas de un polo del alto nivel como el que se juega normalmente en la zona. Pero el show debe seguir.
Que aún no esté haciendo calor fuerte, ¿ayuda o empeora el estado de las canchas cuando hay sequía?
Por un lado, el calor ayuda a la recuperación del pasto por que se activa el crecimiento. Al crecer, forma un colchón de pasto muy adecuado para la bocha ruede sobre una superficie pareja y esto también reduce el pique.
Por otro lado, el incremento en la temperatura hace que seque más rápido y la dependencia al riego sea aún mayor, con las desventajas que tiene depender del riego exclusivamente. Aunque si tuviéramos que elegir, elegiríamos que haga calor aunque siga esta sequía. Al menos cubrimos una variable que es la temperatura, ya que hoy no podemos contar con las 2 variables fundamentales para el crecimiento del césped, como son la temperatura y el agua de lluvia.
El tema riego... Alcanza para dejar bien una cancha en condiciones o siempre se necesita de la lluvia?
El riego puede ser un complemento de la lluvia, pero nunca lo reemplazará. Por ejemplo, podes tener una cancha de polo donde la fertilizas y la regas constantemente, y tener al lado una cancha donde no la fertilizas pero que si tiene agua de lluvia. Te puedo asegurar que en la mayoría de los casos, la cancha que tiene agua de lluvia esta muchísimo mejor de pasto que la que solo se maneja con riego y fertilizante.
La ventaja de contar con equipos de riego es no depender de las lluvias, pero como dije, nunca la reemplaza. La calidad del agua de riego suele tener sales que son perjudiciales para el césped cuando se van acumulando en el suelo, además la uniformidad de un equipo de riego no se comparar con la de una lluvia.
Cuando llueve, el mojado de la cancha es parejo, se aportan nutrientes de la atmosfera, se lavan las sales del riego, se reduce el pH del suelo, se moja a mayor profundidad, se aportan nutrientes y minerales esenciales, se liberan nutrientes del suelo. Esto es fundamental para lograr y mantener el comportamiento de un césped de alta exigencia, como es el césped de las canchas de Buenos Aires.
El viento fuerte es otro factor que esta afectando y que en esta temporada ha sido una constante. Varios días ventosos, sin lluvias, con estos sistemas de riego y el fixture que obliga a regar, hacen que sea mas complicado lograr una humedad uniforme en todo el campo de polo.
Manejamos canchas de polo en zonas del mundo donde no hay lluvias, al menos durante la temporada de polo. Estas canchas tienen una menor recuperación (que en zonas con lluvias) y dependen mucho de la calidad del agua del riego y de la uniformidad del sistema de aplicación. En general estas zonas tienen la desventaja que el uso del agua suele estar restringida.
Ningún riego iguala y reemplaza el agua de lluvia. La calidad, los nutrientes que aporta y la uniformidad son inigualables.
Hacer que la humedad de una cancha de polo de alto nivel dependa de un sistema que aplica agua de pobre calidad, desuniforme y que requiere muchas horas para cubrir toda la cancha (y de varios factores organizativos internos de cada club de polo), es un riesgo que tratamos de compensar con mediciones, previsiones climáticas de viento y temperatura, programas de organización de riegos y uso de las canchas y sobre todo presencia extra.
Si persigue la sequía, ¿Qué podemos esperar en las canchas de Palermo?
Siempre Palermo es un gran desafío, pero con estas condiciones lo será aún más. El manejo minucioso del riego va a ser indispensable. Este abierto requiere un nivel de precisión del manejo del agua como ninguna otra cancha en el mundo. Esto demanda mucho personal, maquinaria en óptimas condiciones y saber utilizar todos los recursos y tecnología a favor para acertar las decisiones. Cada decisión tiene alto riesgo y también mucha ganancia a favor del juego. Por este motivo siempre contamos con total confianza de parte de la AAP para presentar las canchas en las mejores condiciones posibles.
Una buena cancha se logra cuando hay un adecuado manejo y el clima que acompaña esas decisiones de manejo.
Como último comentario, nuestro trabajo consiste en independizarnos lo máximo posible del clima. Esto tiene un límite y nuestro objetivo es extender ese margen para que la jugabilidad sea la mejor en todo el partido, pero esta vez lamentablemente ese límite se ha superado.
Comments